diciembre 14, 2009

PENSAMIENTO Y SER*

“El hombre es más grande cuando está de rodillas”
Albert Einstein

La lucha del hombre desde sus orígenes siempre ha sido por llevar a feliz término esas pautas inalterables, inmodificables por la capacidad humana, que a muchos que hacen parte de estos tiempos les fueron instruidas desde sus primeros años de academia: el hombre nace, crece, se reproduce y muere. Existencia medida por el tiempo, marcada por la sentencia de los años.

Esta misma lucha, que a lo largo de miles de años ha generado patrones, formas, manera de percibir, de acorazar el ser hacía el mundo o del mundo hacía el ser, fundamentada por reconocidos pensadores (Platón, Aristóteles, Hegel, etc.), tanto de lo que se ha denominado oriente u occidente, lleva a las interpretaciones que en su texto Política para Amador ha planteado Fernando Savater; Él afirma que cuando el hombre nace ya hace parte del mundo, así no lo haya decidido. Es parte de un orden social que él no eligió, pero que seguramente les brindó a sus progenitores las mínimas garantías para reproducirse. Realidad, solo realidad.albert-einstein

Aunque estas etapas biológicas son parte del lenguaje universal de la existencia humana, indistintamente del idioma, las costumbres, el credo, los mitos, etc. son moldeadas, presionadas o si se quiere, definidas por unas condiciones externas que se deben mencionar, entre las cuales encontramos la sociedad, las tradiciones, el entorno físico, los factores climáticos, las condiciones económicas y el tiempo de permanencia en determinado territorio. Todo esto para hacer una aproximación, una observación a manera de conclusión: los tiempos son diferentes, las sociedades diferentes, las lecciones históricas acerca de lo que no se debe hacer constituyen un legado didáctico para el presente, incluyendo proyectos políticos y sociales como el fascismo y nazismo o si se quiere el fracaso del comunismo y socialismo como formadores del hombre nuevo[1], que han contribuido para mostrar abundante evidencia que estos grandes pensadores también erraron en la lucha común por la existencia y supervivencia del ser humano, de la humanidad.

Existen aciertos, claro está, pero son mínimos. Han fracasado en su intención retórica por brindar a la humanidad dignidad humana y calidad de vida, por citar algunos ejemplos encontramos a la Unión Socialista de Repúblicas Soviéticas (URSS), que son su modelo de planificación central comunista[2], se anexo en nombre de la libertad naciones enteras contra su voluntad, mediante la intervención directa en los sistemas electorales y el poderío militar, conduciéndolos a décadas de barrotes políticos que los aprisionaron como sociedad e individuos y que a la postre se transformaron en la supresión de las libertades; o el mismo caso de la Cuba de Fidel Castro, donde bajo el lema de la Revolución se han desarrollado múltiples experimentos productivos y económicos que han llevado a fracasos rotundos, dejando para la población frustraciones y un estancamiento tecnológico evidenciado en sus paupérrimos niveles de competitividad laboral e intelectual. Y no solo esto, el pueblo enfrenta cada día a la realidad de que el comunismo ha agravado todos los problemas materiales fundamentales de Cuba hasta el punto de la desesperación. Las carencias en alimentación, vivienda, agua potable, transporte, electricidad, comunicaciones y ropa no pueden compensarse con unos sistemas de educación y de salud muy amplios, pero muy deficientes[3].

Es este punto un buen espacio para la pregunta ¿cómo generar un proceso de pensamiento en las personas? ¿Cómo con estos legados históricos se puede generar un proceso pensamiento una persona? Tarea nada sencilla cuando la habilidad de pensar se esgrime como una privilegiada herramienta que se le permite poseer al hombre (hombres y mujeres) para su sobrevivencia y la supervivencia, sin embargo, para este tiempo presente donde la información abunda, donde las fuentes son más cercanas gracias a las Tecnologías de Información (TIC´s), hay caminos evidenciados y ratificados históricamente como exitosos, para citar algunos tenemos el caso de la liberación de la India del colonialismo encabezada por Indira Gandhi y el memorable caso de Martin Luther King, donde la conexión del ser y del pensar, del ser parte y sentirse parte, permitieron que un importante grupo de personas alcanzar la dignidad de su existencia[4] sin anteponer el sacrificio de la misma a otro pueblo par, a otra comunidad de característica humana.

Proceso que necesariamente debe atravesar una profunda reflexión en los individuos y la suma de ellos, donde los sentidos son sólo un conector entre la realidad interna, de la cual es dueño cada ser, y la realidad externa, también comprensible por el individuo mediante los sentidos, tiene como punto de equilibrio el sentido espiritual, la búsqueda de esas científicamente indescriptibles necesidades de paz y armonía, de contentamiento con lo que se tiene y se puede llegar a ser.

Por eso este breve escrito inicia con una frase del más grande de los científicos de todos los tiempos, Albert Einstein, quien fue el creador de la teoría de la Relatividad que tanto ha aportado al entendimiento de la física contemporánea y sus múltiples aplicaciones, pero quien a su vez fue unos de los creadores de la bomba atómica que extermino a miles de personas para finalizar la segunda guerra mundial. Ese mismo que luego dijo frases como: “Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después, todo el amor pertenece a los pensamientos”. De este modo, el hombre más brillante, reconocido por la misma comunidad científica, llegaba al mismo punto de partida: “El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”.

Entonces no podemos dejar de lado lo grande e indescriptible que es reconocer que los tiempos son vertiginosos, que las necesidades básicas (afecto, abrigo, alimento, etc.) no han variado en ninguna escala ni localización humana, por eso el proceso del pensamiento se inicia por reconocer que el componente espiritual es el único precursor de las grandes revoluciones, las positivas que contribuyen a la calidad de vida del ser.

Aún en esta afirmación la experiencia personal de los autores coincide rotundamente, a pesar de que la formación y vocación es muy poco símil entre sí, en que hay una búsqueda permanente de la paz, el sosiego y la libertad, búsquedas que acompañan al ser humano en cada una de sus etapas biológicas; las cuales son la estructura central del componente espiritual, que contribuye de manera sustancial a su realización plena como seres integrales. Y es realmente este componente el que clarifica y define el rumbo para estos individuos, la razón de ser de su vida; el que depura cada el pensamiento entre en ser, pensar y actuar.

La sociedad es una invención humana, es un conjunto de normas, leyes y si se quiere convenciones establecidas por hombres y para hombres, con la intención de resolver conflictos (positivos o negativos) propios de la existencia humana, sin embargo, a pesar de eso, el individuo nunca pierde su fuero interno, su capacidad para conocerse a sí mismo y ser conocido, para identificarse como único y diferente, con acuerdos y desacuerdos. Así como lo señala Savater, cualquier sociedad humana tiene consigo determinadas empresas[5] que exigen colaboración o determinados apoyos de los individuos o ciudadanos (catástrofes colectivas, individuales, la celebración de fiestas y celebraciones comunales, triunfos de guerreros deportivos –partidos de futbol-) que refuercen en ellos los lazos de amistad civil y la emoción de formar parte de un conjunto bien armonizado. Hechos que hablan de la materialización de este componente espiritual en las actividades cotidianas de la humanidad.

Definir las técnicas para la formación del proceso de pensamiento en un ser humano es algo complejo, la naturaleza humana no es finita ni definida, sin embargo Stephen Covey, en su libro los Siete Hábitos de las Personas Altamente Efectivas define, con exquisita brillantez, unos pasos muy contundentes a la hora sugerir técnicas de autoevaluación y reflexión para la generación del proceso de pensamiento en las personas para tiempos vertiginosos y fluctuantes como el que nos acompaña cada día. Es un autor generoso en proveer de herramientas e instrumentos a los individuos para que sean ellos, en pleno uso de sus libertades, quieres tomen la rienda de su vida, la lleven por donde quieren y sienten.

“El azar no existe; Dios no juega a los dados”

*Ensayo escrito para la cátedra de proceso de pensamiento. Con la Colaboración de Julián Scarpeta.


[1] Los ideólogos socialistas siempre han incurrido en la falacia de la circularidad. En las primeras décadas del siglo XX pretendieron encontrar a su ideal de hombre en el buen salvaje de Rousseau. En las primeras décadas del siglo siguiente, han creído encontrarlo en el “hombre nuevo” de Heinz Dieterich. GHERSI, Enrique. La Falacia del Hombre Nuevo. En: Revista Perspectiva. No. 17 (2008) P. 20-22.

[2] El concepto del comunismo se entiende como la colectivización de los medios de producción, a la repartición, según las necesidades, de los bienes de consumo y a la supresión de las clases sociales y como la doctrina política y económica que propugna la abolición de la propiedad privada y el establecimiento de la comunidad de bienes.

[3] MONTANER. Carlos Alberto. ¿Ha sido Fidel bueno para Cuba?: un debate entre Carlos Alberto Montaner e Ignacio Ramonet. En: Revista Perspectiva. No. 12. 2007. Informe especial P. 4-10.

[4] Entiéndase como la oportunidad de elegir su propio destino como nación o población dentro de una nación.

[5] Entendida como el intento o designio de hacer algo.